POLÍTICA INTERNACIONAL
XV Cumbre de los BRICS 2023: las piernas del imperialismo tiemblan

Los países imperialistas durante el último período de la coyuntura política, económica y militar internacional demostraron que se encuentran en una posición de fragilidad nunca antes vista

Gabriel Araújo, Tribuna do Movimento

La XV Cumbre BRICS tendrá lugar en agosto en Sudáfrica en medio de fuertes tensiones internacionales entre los países imperialistas y los países de capitalismo atrasado. Hay una gran expectativa en torno a esta cumbre, por lo que a partir de las referencias queda más claro identificar qué rumbos políticos tomará el mundo a partir de ahora.

Los países imperialistas durante el último período de la coyuntura política, económica y militar internacional demostraron que se encuentran en una posición de fragilidad nunca antes vista.

En el campo de la política internacional, las iniciativas abiertas para la sustitución del dólar (principalmente utilizando la herramienta del Banco de los BRICS, hoy presidido por mi colega Dilma Rousseff) y la negativa a aplicar sanciones contra Rusia por parte de los países capitalistas más atrasados, nos dan una noción introductoria de esta condición frágil de los dueños del mundo.

En cuanto al tema económico, en Europa y USA hemos seguido recientemente el récord de décadas con el alza de la inflación, superando marcas de más de 40 años, y sumado a eso la actual recesión en Europa que aplica una politica suicida al servir como carne de cañón de Washington en el conflicto militar con Ucrania. Esta circunstancia de inflación galopante ha sido impulsada por la subida desenfrenada de los precios de la energía y los alimentos.

En el primer trimestre, el PIB de EE. UU. aumentó solo un 0,3%, continuando la caída observada en el cuarto trimestre de 2022 en comparación con el tercer trimestre del mismo año.

Ni siquiera la fuerte política de aumento de la tasa de interés básica en todos los países imperialistas ha sido capaz de promover una reducción significativa de la inflación y provocar la reanudación del crecimiento económico. Por cierto, de las 13 veces que EE.UU. aplicó esta medida, en 10 el resultado fue recesión.

Los análisis de los principales mecanismos financieros internacionales, como el FMI y el Banco Mundial, redujeron la previsión de crecimiento del PIB en casi la totalidad del conjunto de países desarrollados, principalmente de la zona euro.

Esta situación de fragilidad también se evidencia en el movimiento de países de Medio Oriente, como es el caso de Arabia Saudita, que se ha negado día tras día a intensificar el proceso de extracción de petróleo para bajar los precios del barril, además del interés del país, junto con a otros 19 países, a convertirse en miembros de los BRICS, y los choques en las relaciones diplomáticas con Israel (históricos aliados de EE.UU. en la región).

En el campo político y militar, las sucesivas derrotas en Siria y Afganistán, el fracaso de la invasión de Irak, los retrocesos en el conflicto militar en Ucrania, el fracaso del golpe de estado en Venezuela y Turquía (que reeligió al presidente Erdogan, que se ha ido acercando cada vez más a los países BRICS), y la reanudación de la democracia en varios países latinoamericanos, prueban el debilitamiento gradual del imperialismo, sumado a los otros signos de debilitamiento de la política imperialista de los países desarrollados.

Obviamente, este proceso de desagregación de la fortaleza enemiga es sumamente importante para la clase obrera, pero no debemos engañarnos de que el imperialismo seguirá con su debilitamiento sin dar respuestas políticas y económicas contundentes. Por cierto, este fenómeno de desagregación es algo que viene ocurriendo desde hace varios años, pero hoy se ha hecho más evidente. Por otro lado, en paralelo a este proceso de desagregación, la política neoliberal y los golpes de Estado de los últimos años demuestran que sí existe una voluntad del imperialismo, aunque sea de manera paliativa, de tratar de enfrentar este proceso de declive. Por lo tanto, las organizaciones de trabajadores deben prepararse para la movilización y evolucionar hacia un proceso de lucha cada vez más abierto contra el imperialismo, para acabar no solo con la dominación colonial, sino con el sistema capitalista en su conjunto.

* Los artículos aquí reproducidos no expresan necesariamente la opinión de este Diario

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