IREE (Brasil) PSOL utiliza a Correa para reciclar su imagen mientras da la mano a la CIA
El presidente del partido Juliano Medeiros y el empresario Walfrido Warde realizan una maniobra demagógica para mantener y profundizar su apoyo directo a los golpes de Estado en América Latina
“Hola, presidente. Mucho gusto. Mi nombre es Eduardo Vasco, soy reportero del Diario de la Causa Operaria. Me gustaría mucho entrevistarte”, lo saludo, mientras le estrecho la mano.
Aunque era un evento de izquierda, de los movimientos populares, activistas y gente común, todos con los que hablamos nos decían lo mismo: el no dará entrevistas, está muy cansado, su agenda está llena, tendrá poco tiempo, su participación será corta, todos quieren entrevistarlo, etc.
El Armazém do Campo aún estaba vacío cuando llegamos, dos horas antes de la hora prevista para el Encuentro de los Movimientos Populares con Rafael Correa. Posteriormente llegaron dos autobuses con compañeros del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y comenzaron a preparar las pancartas y banderas.
Ya había suficiente gente y el evento comenzaba a atrasarse. “Tengo que acercarme a él nada más llegar”, pensé. Me quedé al acecho en la entrada, con la vista puesta también en otra puerta por la que él, quién sabe, podría sorprenderme. Ya había caído la noche. Me había puesto una chaqueta de traje sobre mi camisa de vestir para aparecer una cierta autoridad frente a los otros reporteros, con el fin de cautivar la atención del presidente. Pero, al principio, esto no fue necesario. Me las arreglé para estar en el lugar correcto en el momento correcto. Vi un auto negro brillante detenerse frente a la entrada y me posicioné. El que estaba esperando se bajó del auto. Estaba desprotegido, sin nadie a su alrededor. Entonces, esquivo la barrera protectora en la entrada del Almacén, salgo y me quedo cara a cara con él. Ya lo había visto en varias ocasiones en Youtube, portales de Internet y redes sociales. Siempre me pareció una persona tranquila y modesta. Confirmé esta impresión cuando nuestras miradas se encontraron y, bajo ellas, brilló una sonrisa amistosa. Fue entonces cuando, ante el hombre que dirigió durante diez años la República del Ecuador y que lideró, junto a Hugo Chávez y Evo Morales, el gobierno más radical de Sudamérica durante la llamada “ola rosa”, me quede sin reacción. En mi cabeza, hubo como treinta o cuarenta minutos en los que lo miré y él me miró, lo miré y él me miró, lo miré y él me miró, lo miré y… La mano me empujó un poco hacia atrás porque el presidente tenía que entrar al recinto.
“Entremos”. “¡Hola, presidente!” “¿Todo bien, presidente?” Y una sinfonía de voces invade e interrumpe nuestra intimidad. Ahora estoy en medio de una pequeña multitud reunida alrededor del presidente. “Hola, presidente, soy Marta del MST, ¿puedo hacerle una pregunta?”, dice una reportera, mucho más valiente y extrovertida que yo. “¿Si, en portuñol?”, responde el presidente. “Ecuador está pasando por un momento muy difícil, me gustaría saber cómo otros países latinoamericanos pueden solidarizarse con el pueblo ecuatoriano”, pregunta. Comienza la explicación:
“Ecuador está destruido, destruyeron el país en los últimos seis años. Y es bueno que existan mecanismos constitucionales para resolver los fraudes democráticos perpetrados por [Lenín] Moreno y por [Guillermo] Lasso. Uno de esos mecanismos es el juicio político de las autoridades fiscales. Un problema fue reconocido por la Corte Constitucional y será juzgado. Es una salida constitucional a la tragedia que estamos viviendo. Creo que esta región espera que se respete el marco constitucional a través de soluciones pacíficas y democráticas. Pero los problemas fueron ellos que causaron, durante seis años de destrucción. Y el resultado de ese juicio político será una solución democrática”.
Mientras tanto, llamo a Gabriel, que aún no se había dado cuenta de que la estrella del evento había llegado. Toma la cámara y corre hacia la multitud. Después de esa primera respuesta, me animo y finalmente hago mi primera pregunta: “¿Qué pasa con la situación con Julian Assange?”. Pero cuando me di cuenta, esta pregunta ya estaba siendo formulada a través de los labios de mi colega, una vez más frente a mí.
“Lo que le hicieron a Julian Assange fue un crimen que no puedo entender. ¡Un periodista masacrado en vida por decir la verdad! No solo eso, sino con mucha hipocresía. Porque si el motivo fue la publicación de esa información, no fue él quien la publicó, sino el New York Times,Der Spiegel,El País. Atacaron el eslabón más débil de la cadena”, declara el presidente. “Pero entiendo, como ex-jefe de Estado, que lo que denunció Julian Assange es un crimen de guerra. ¿Cómo se puede castigar a un periodista por decir la verdad y denunciar un crimen de guerra? Me parece escandaloso, pero hoy el mundo está reaccionando. Sin embargo, durante muchos años hubo un silencio terrible, incluso de los mismos periodistas [que hicieron uso de las revelaciones de Assange]”.
Ahora no puedo dejar que se escape. Mi colega está mostrando signos de que se ha quedado sin municiones. Presto suma atención a cada palabra de nuestro entrevistado y, apenas cierra sus labios indicando que ha concluido su argumentación, no pierdo un segundo: “Presidente, ¿usted cree que Guillermo Lasso tiene que dejar la presidencia? ” Me mira, como lo hizo la primera vez que nos vimos hace menos de tres minutos.
“Pero por supuesto. Creo que ya está fuera. Este hombre era un fraude democrático. Intentaron convencernos de que democracia es poner cualquier farsante durante cuatro años. La democracia es un mandato que el soberano, el que manda, el pueblo, elige en las urnas al representante que debe cumplir con su deber, no para hacer cualquiera cosa. Y si no cumple con este deber, tenemos mecanismos constitucionales para solucionar este problema. Aquí, quien rompió con la democracia fue Lasso, al traicionar al pueblo, al engañarlo y al demostrar una inmensa ineptitud que terminó por destruir el país, después de que esta destrucción la hubiera iniciado Moreno, a través de los más graves casos de corrupción. Y en Ecuador tenemos mecanismos constitucionales para solucionar este problema. Y el problema no es el juicio político, sino Lasso”.
En ese momento, entre los dos guardias de seguridad privada del presidente, veo unos “loros de pirata”, esos despreciables seres que se aprovechan de la fama y autoridad de los demás para tener un momento de prestigio personal. El principal, encaramado en el hombro izquierdo del presidente (aunque su lugar adecuado era el hombro derecho) es Juliano Medeiros, presidente del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Estoy un poco sorprendido, ya que este partido ha venido oponiéndose en las últimas dos décadas “desde la izquierda” al nacionalismo burgués, representado en esta ocasión por Correa, en toda América Latina, incluso formando un frente único con el imperialismo norteamericano en movimientos golpistas y desestabilizadores contra los gobiernos progresistas.
“Si regresa al poder, ¿qué haría diferente?”, hago mi segunda pregunta. “Lo que hicimos entre 2007 y 2017, cuando convertimos, entre muchas otras cosas, a Ecuador en el segundo país más seguro de la región. Esto fue obviamente el resultado de una política de seguridad institucional, con una fuerza policial moderna subordinada al mando civil. Pero, sobre todo, esta seguridad fue el resultado del desarrollo humano, que el neoliberalismo destruyó. Hoy somos uno de los países más violentos de América Latina y, siguiendo esta tendencia, en cuanto a muertes violentas, terminaremos el 2023 como uno de los 15 países más violentos del mundo. ¿Entonces lo que hay que hacer? Las políticas tan exitosas que se practicaron de 2007 a 2017 (y no solo en Ecuador, muchas de estas políticas también se implementaron aquí en Brasil, donde 32 millones de brasileños salieron de la pobreza bajo el gobierno del Partido de los Trabajadores): si Dios quiere estas políticas regresarán.”
El loro pirata insta al presidente a terminar la entrevista. Otros llegan a ejercer presión. Pero no puedo perder la oportunidad de preguntar lo que ya sabía que era la última pregunta, que no podía ser larga ni compleja, bajo el riesgo de se aprovecharen para robarme el presidente. “¿Señor, Integrarías Ecuador en los BRICS?”. Tuve que ser curto y grueso. No pude recordarle que hay un amplio movimiento entre los países atrasados de todo el mundo hacia los BRICS. Nigeria, Egipto, Argelia, Irán, Arabia Saudita, Turquía, Indonesia, Argentina. Todos estos países están siendo especulados. Se ha dicho que los BRICS podrían expandirse y convertirse en una organización no solo de los llamados países “emergentes”, es decir, los más poderosos entre los países pobres del llamado “Tercer Mundo”, sino asumir un protagonismo que una vez perteneció apenas al Movimiento de los Países No-Alineados.
“Bueno, Ecuador no es lo suficientemente grande para ser parte de los BRICS. Estas son las grandes economías emergentes. Lo que está claro es que hay que rescatar la integración regional, la Unasur y la Celac”. Y, mil veces más rápido de lo que yo era para formular mis preguntas, los guardias de seguridad y los loros de pirata abducen al presidente, para que pueda reunirse con algunos viejos (y nuevos) burócratas de la izquierda nacional.
El evento comienza oficialmente con un acto cultural de música, canto y teatro de protesta a cargo de militantes del MST. A coro en medio del auditorio, el presidente de Ecuador canta “El pueblo unido jamás será vencido”, de Quilapayún. Al final, con la letra en una mano y el otro puño en el aire, intenta cantar el estribillo de la “Internacional”, ya no con el mismo estilo.
Sube al escenario tras la “mística” y se sienta junto a Analu (Marcha Mundial de las Mujeres), Frei Beto, João Pedro Stédile y el mismo Medeiros, quien se lleva a sí mismo y a su partido los laureles de la visita de Correa a Brasil, revelando algo que me dio curiosidad: el día anterior, el mandatario ecuatoriano había participado en el lanzamiento del Centro Latinoamericano para la Democracia (Celad).
Vestido y gesticulando como uno de esos capitalistas ridículamente estereotipados de las películas de Hollywood, el abogado y empresario Walfrido Warde recibe a la selecta lista de invitados al evento de lanzamiento de Celad, en un salón en algún lugar de São Paulo.
“Muy buenas noches amigas y amigos míos. Es una enorme satisfacción, un gran honor tenerlos aquí, en este evento, esta noche. Hace seis años creamos el IREE, el Instituto para la Reforma de las Relaciones entre el Estado y la Empresa, que los que estamos aquí, tanto amigos y amigas, nos acostumbramos a ver produciendo eventos, libros, proyectos, diálogo con la sociedad y, desde la sociedad, con los gobiernos. Con gente política, figuras políticas brasileñas de cualquier (¡cualquiera, recalco!) orientación ideológica. Y vieron con el IREE, más allá de nuestras mejores expectativas, ocupar un espacio en este ámbito de trabajo de las Organizaciones No Gubernamentales y su interlocución con el gobierno, sobre todo para reflejar las relaciones entre Estado y empresa”. Fue con estas palabras que Warde abrió el evento.
Como el Diario de la Causa Operaria ha revelado, en una serie de informes entre finales de 2021 y principios de 2022, Walfrido Warde es propietario de Warde Abogados, que trabaja para algunas de las empresas más grandes de EE. UU. e Israel, por ejemplo, teniendo espiónado la siderúrgica Vale do Rio Doce para el empresario sionista Benjamin Steinmetz y le prestó servicios a través de, ni más, ni menos que,Sérgio Moro, que ganó al menos R$ 750 mil con eso. Entre sus socios en el despacho se encuentran el ministro identitario de los Derechos Humanos, Silvio de Almeida (conocido como el “abogado del Carrefour”), y Leandro Daiello, jefe de la Policía Federal durante buena parte de la Operación Lava Jato, siendo responsable por la conducción coercitiva del ahora presidente Lula a la Superintendencia de la Policía Federal, y dejando el cargo solamente después del golpe de estado contra Dilma Rousseff, en 2017.
Warde es el fundador y presidente del IREE, que se declara un instituto “plural”. Y, realmente, es muy plural: emplea a figuras reconocidas de la izquierda nacional, como Guilherme Boulos (amigo personal de Warde, quien donó dinero a sus campañas para alcalde de São Paulo en 2020 y para diputado federal en 2022) y la economista Juliane Furno; emplea nombres de los aparatos de represión de la derecha tradicional, como el propio Daiello, director del instituto, y el tucán Raul Jungmann, exministro de Defensa de Michel Temer y presidente del área de Defensa del IREE; e incluso emplea un nombre macabro de la extrema derecha nacional, el general Sérgio Westphalen Etchegoyen, jefe del Estado Mayor del Ejército durante el golpe de 2016, quien poco después asumió como jefe del Gabinete de Seguridad Institucional (GSI), recreado por Temer, y que es nostálgico de la dictadura militar.
Walfrido, como es llamado públicamente por Boulos (en la intimidad, tal vez incluso se llame Wal…), no se limitó a financiar las campañas de su amigo psolista. Ya ha financiado candidatos del PSD, Solidaridad y DEM, incluido el actual diputado Kim Kataguiri, célebre líder del Movimento Brasil Livre, uno de los principales organizadores del golpe de Estado contra Dilma Rousseff, la detención de Lula y la elección de Jair Bolsonaro en 2018.
Todavía en su exposición en el lanzamiento del Celad, el empresario desveló que el centro no es más que “un brazo del IREE”. El primer proyecto que puso en marcha el Celad, nada más inaugurarse, fue el Observatorio Lawfare, que recibirá, investigará y denunciará casos de persecución política judicial en América Latina. Por eso, Rafael Correa fue invitado a inaugurar el evento, ya que fue víctima de persecución en Ecuador.
Lo que llama la atención, principalmente, es esta supuesta defensa de Correa y la lucha contra los golpes de estado en América Latina. El IREE es socio de la Global Americans, think tank norte-americano que tiene como uno de sus principales impulsores institucionales precisamente a Lenín Moreno, el hombre que traicionó y persiguió a Rafael Correa! Otros nombres son empleados actuales o anteriores del gobierno de EE. UU. Su director general, Guy Mentel, que también es un “querido amigo” de Warde (como él mismo ya ha declarado), ha trabajado en el Senado y los Departamentos de Justicia y de Estado de Estados Unidos, además de ser organizador de la campaña electoral de Hillary Clinton en 2016. Los empleados de la Global Americans también son personas con mucho tráfico en las organizaciones y agencias vinculadas al Estado de EE.UU.
Global Americans se dedica principalmente a la publicación de artículos y reportajes sobre América Latina. Sin embargo, el contenido de sus materiales solo puede clasificarse como pura propaganda contra los gobiernos de izquierda del continente. Sus artículos acusan a Cuba, Venezuela y Nicaragua de ser “dictaduras”. El informe sobre Ecuador ataca directamente al propio Rafael Correa: “bajo el presidente Correa, el gobierno también impuso una serie de restricciones a la sociedad civil y su derecho a recibir apoyo internacional [es decir, el apoyo de Estados Unidos a la oposición golpista]. Estas políticas se asemejan a las de Venezuela, así como a las de China y Rusia”. Pero luego viene la salvación del país, con la salida de Correa: “Sin embargo, el presidente Lenín Moreno ha demostrado un mayor compromiso con los derechos indígenas y parece alejarse de tácticas y retóricas más agresivas contra los opositores políticos y la prensa que las adoptadas por su antecesor.” ¡Claro que Lenín Moreno, que hizo arrestar a Correa, es muy democrático! Correa, por su parte, fue responsable de “abusos de los derechos humanos”, ¡según el mismo informe!
Sin embargo, nada denuncia más a Global Americans, asociada del IREE de Warde y Boulos, que el siguiente hecho: el think tank está financiado por el Fondo Nacional para la Democracia (NED), una organización creada por la propia CIA en la década de 1980 para hacer exactamente lo que la CIA siempre ha hecho, como denunció su cofundador, Allen Weinstein, en 1991: “sería terrible para los grupos democráticos de todo el mundo que fueran vistos como subvencionados por la CIA. Vimos esto en los años 60, por lo que se suspendió. No hemos tenido la capacidad de hacer eso, razón por la cual se creó el Endowment [el NED]”. El NED financia principalmente la producción de informes de la Global Americans, a los que ha donado al menos $ 100,000.
La NED ha interferido y atacado la soberanía de Rafael Correa y Ecuador no solo a través de la Global Americans, sino también directamente. Según un reporte de Ben Norton en el portal Grayzone, Yaku Pérez, un excandidato opositor al “correísmo” fue auspiciado por la NED y también por el Instituto Nacional Demócrata, según reveló la analista y periodista Eva Golinger. Pérez ya ha sido desenmascarado como un “indio fake”, incluso por el propio Correa, quien dijo que no es ni indio ni de izquierda. Presunto líder indígena, Pérez declaró, aún durante la presidencia de Correa, en 2016: “la corrupción acabó con los gobiernos de Dilma y Cristina [Kirchner, de Argentina]; ahora Correa y [el presidente venezolano Nicolás] Maduro tienen que caer. Es solo cuestión de tiempo.”
También declaró su apoyo al banquero Lasso en las elecciones de 2017, cuando Lenín Moreno fue apoyado por Correa, antes de la traición. Pero cuando Moreno “dio la vuelta al abrigo”, Pérez “metió la guitarra en el bolso” y desistió de oponerse al nuevo presidente, saboteando la insurrección popular de 2019 contra la destrucción neoliberal impulsada por Moreno. En las elecciones de 2021, Pérez volvió a ser el centro de atención, compitiendo contra el nuevo candidato de Correa, Andrés Arauz -el objetivo de la candidatura “indígena” era precisamente dividir el apoyo de la izquierda a Arauz, quien fue más atacado por Pérez que el propio Lasso, ayudando a derrotar al correísmo en la segunda vuelta.
Pérez contó con el apoyo del PSOL contra el candidato de Correa. El secretario de relaciones internacionales del partido, Israel Dutra, publicó en su momento un artículo en la Revista Movimento, órgano teórico del PSOL, en el que alaba al indio fake por plantarle cara al correísmo. El artículo lo compartió la exdiputada y excandidata presidencial Luciana Genro, quien fuera la máxima dirigente del PSOL, notoria y exaltada simpatizante de la Operación Lava Jato: “la izquierda indígena de Yaku Pérez puede ir a 2.ª vuelta contra la vieja izquierda que una vez gobernó Ecuador.” En el mismo período, aun durante las elecciones ecuatorianas de 2021, Guilherme Boulos sorprendió a la izquierda brasileña y fue anunciado como uno de los “líderes del futuro” de la revista Time, uno de los principales vehículos del imperialismo mundial, que ya eligió a Adolf Hitler como “personalidad del año”. Brian Mier, periodista estadounidense radicado en Brasil, comentó la noticia sobre Boulos: “esto demuestra que sectores del capital internacional lo ven como el próximo Yaku Pérez o Marina Silva”.
El PSOL acaba de institucionalizar su golpismo, al crear, ahora, en abril de 2023, una articulación de la “tercera vía” identitaria latinoamericana. Desde este viernes (07) hasta el domingo (09), se realizará en Santiago de Chile el evento “Construir Futuro”, encuentro de lanzamiento de la Rede Futuro. Cómo informa el portal UOL, “en la práctica, la red será un contrapunto al Foro de São Paulo”. La organización está formada por el propio PSOL, Convergencia Social, del presidente chileno Gabriel Boric, Colombia Humana, del presidente colombiano Gustavo Petro, y la Frente de Todos, del presidente argentino Alberto Fernández. Los gobiernos de Venezuela y Nicaragua, pertenecientes al Foro de São Paulo, son la razón pública de la iniciativa psolista, por se oponeren a estos dos regímenes dichos “dictatoriales”. Juliano Medeiros y Guilherme Boulos participarán en el evento inaugural.
“Cada espacio tiene su historia y razón de ser. Organizaciones como el Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla [un contrapunto nacionalista del Grupo de Lima, formado por el imperialismo para conspirar contra Venezuela] fueron importantes para que la izquierda elaborara estrategias electorales victoriosas en la década de 1990 en Brasil, Argentina y otros países. La propuesta de la red es traer nuevas ideas y, si otros las acogen, será genial”, dijo Medeiros. Todavía, según UOL, entre los temas prioritarios de Rede Futuro están la defensa del medio ambiente, del feminismo y de los derechos humanos. Exactamente la política del imperialismo. El PSOL creará, de hecho, una especie de Foro de São Paulo identitario, sin la izquierda tradicional. Un foro que combata las ideas antiimperialistas y promueva las ideas identitarias. Un foro claramente teleguiado por la CIA, por el NED y sus ONGs. Una organización que bien podría llamarse Foro de Washington.
“Siempre se gana experiencia”
Juliano Medeiros, presidente del PSOL, fue uno de los raros participantes en el evento de lanzamiento del Celad esa noche del 29 de marzo en São Paulo, quien sonreía y aplaudía a su amigo Walfrido Warde. También sonrió y aplaudió a Rafael Correa en el acto. Al día siguiente, volvió a sonreír y aplaudir al expresidente de Ecuador en el Armazém do Campo. Incluso cuando Correa declaró, en su discurso, que “la destrucción del país ha sido brutal en los últimos seis años”. “Moreno es traidor y corrupto, por eso los gringos lo cooptaron. Descubrieron antes que nosotros que era corrupto. Lasso continúa la destrucción”, dijo. Denunció que incluso funcionarios de bajo rango en su gobierno fueron perseguidos, que su propio partido político fue usurpado, que su vicepresidente, Jorge Glas, casi muere en prisión. Que muchos compañeros fueron arrestados y exiliados. “Son los verdaderos representantes de la lucha. La gran víctima es el pueblo ecuatoriano, víctima del neoliberalismo. No soy una víctima. Intentaron hacerme daño, pero yo estaba en Bélgica con mi familia”, dijo con humildad.
Después de su discurso, el presidente es dirigido a un área exclusiva del Almacén, donde le sirven la cena, junto a los burócratas de izquierda (entre ellos, obviamente, Juliano Medeiros). La audiencia comienza a dispersarse, la mayoría de los periodistas se van. Nosotros seguimos de butuca, ya que no podía irme con solo tres respuestas del presidente a mis preguntas. Luego se levanta y, rodeado de guardias de seguridad y loros de pirata, abandona la zona VIP y se dirige a la salida del recinto. Me lanzo en medio de la comitiva e insisto en hacer nuevas preguntas, mientras algunas personas que aún están se toman fotos con el astro de la noche (entre ellas Stefânia, compañera del PCO que casi tuvo que darle un puñetazo en la cara a alguien para acercarse al presidente). Me meto la grabadora entre los brazos y los hombros, la acerco a Correa y pregunto: “Lula salió de la cárcel más antiimperialista, según su biógrafo. ¿Crees que también eres más progresista, con ideas más profundas, después de tu exilio?”. Claramente cansado pero cortés, y tal vez compadeciéndome, dice: “Sí, por supuesto. El problema de la vida es que cuanta más experiencia tienes, más cerca estás de la muerte. Pero siempre ganas experiencia.”
Sabiendo que no podía ni respirar, ni dejarlo respirar, porque los guardias de seguridad y los loros, que intentaban expulsarme, aprovecharían la brecha, le hice la que sabía sería la última pregunta de la noche: “¿cuándo venceremos al imperialismo?”. Pero, sabiendo que aunque no tomara un respiro, era hora de finalizarme, mis enemigos logran contenerme. Recibo un abrazo a mis espaldas de alguien a quien ni siquiera tuve tiempo de ver, un elemento anónimo que no pertenecía a la seguridad oficial de Correa, y el presidente se va, protegido por sus escoltas, con Juliano Medeiros sobre su hombro.
A los pocos días del suceso, aparece publicado en la Folha de S.Paulo, diario colaborador del PSOL, una entrevista en exclusiva a Rafael Correa. El reportero pudo sentarse con el presidente, tomar un café con él y hacerle dieciséis preguntas, con tranquilidad. Aunque, según nos dijeron (y expresaron truculentamente), sería imposible entrevistarlo.