NOTA POLÍTICA
 Un año de la guerra de liberación en Ucrania

Hace aproximadamente un año, el ejército ruso inició la Operación Militar Especial para la desmilitarización y desnazificación de Ucrania, luego de que Moscú reconociera la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk y firmara un acuerdo de cooperación militar con ambos países.

nota política, nº 439, 25 de fevereiro a 1º de março de 2023*

 El motivo de la acción, ocultado hasta hoy por los medios propagandísticos del imperialismo, fue el genocidio que se venía cometiendo contra el pueblo de esa región oriental de Ucrania, conocida como Donbass, desde 2014. De hecho, fue en ese año que se desató la Guerra de Ucrania, y no cuando Rusia decidió intervenir directamente. 

El régimen nacido del golpe de Estado imperialista consolidado a principios de 2014, que llevó al poder a la extrema derecha, envió tropas para reprimir la revuelta popular contra el golpe en el Donbass.

 Los trabajadores de esta región, a su vez, declararon la independencia. El gobierno golpista no lo aceptó y decidió ahogar en sangre la revuelta. Su acción no tuvo éxito, pero dejó un saldo de alrededor de 15.000 muertos en nueve años de conflicto.

 Vladimir Putin, presidente de Rusia, decidió entonces intervenir después de ocho años de carnicería contra ciudadanos de diferentes etnias y culturas por parte de escuadrones de la muerte neonazis en Donetsk y Lugansk. Dentro de Rusia y en el Donbass, el clamor por la ayuda militar rusa crecía año tras año.

 Pero no fue solo porque se sintió presionado para proteger a los habitantes de sangre ruso del Donbass que Putin ordenó que comenzara la operación especial. El motivo central era la amenaza en que Ucrania se había convertido para la existencia misma de Rusia como país. El régimen de Kiev, presidido desde 2019 por el actor Vladimir Zelensky, no es más que un títere de la OTAN. De hecho, el golpe de Estado de 2014 se dio para que Ucrania no escapara de la zona de dominio del imperialismo y, desde entonces, ha estado completamente sometida a su control. La mayor prueba de ello es que lo único que sostiene al régimen de Zelensky es el apoyo militar y financiero de la OTAN, responsable de proteger Kiev y la mayor parte del territorio del país de las tropas rusas en este año de operación militar.

 Y es por eso que Putin aún no ha derrotado completamente a Ucrania. En realidad, la guerra que se desarrolla desde 2014 es entre la OTAN, que utiliza Ucrania, contra Rusia. El conjunto del imperialismo mundial actúa activa y directamente dentro de Ucrania, brindando apoyo financiero, entrenamiento, municiones, armamento y controlando el ejército ucraniano.

 La OTAN, como dice Putin, constituye una amenaza real y extremadamente peligrosa para la soberanía nacional de Rusia. Es la organización militar del imperialismo, su máquina de guerra. Y ha estado cooptando a los países de Europa del Este. Esto era algo que la OTAN les había prometido a los rusos que nunca haría. Pero no se puede confiar en el imperialismo. Ahora Rusia está prácticamente rodeada de bases militares, misiles y tropas de la OTAN en Europa del Este. El objetivo es muy claro: someter al país más grande del mundo a la política de rapiña del imperialismo. Los rusos, naturalmente, no aceptan esto.

 Gran parte de la izquierda brasileña e internacional no puede entender que esta es una guerra de poder entre el imperialismo y Rusia, que es un país de capitalismo atrasado, por lo tanto, oprimido por el imperialismo. En este sentido, la acción rusa es defensiva.

 Al mismo tiempo, la audacia de los rusos en enfrentar militarmente al imperialismo debe ser saludada y compreendida como un episodio impulsado por la comprensión de que, en este momento, el imperialismo está  fragilizado, como lo comprueba la derrota de Estados Unidos ante los talibanes en Afganistán en 2021.

 Una demostración de que la acción militar rusa no es obra de una potencia colonizadora, como dicen sectores de la izquierda, es la diferencia entre lo que hacen los rusos y lo que siempre han hecho los estadounidenses. En Vietnam, Irak y Afganistán, por ejemplo, las tropas estadounidenses masacraron indiscriminadamente a la población civil. Destruyeron toda la infraestructura en esos países y causaron un caos inmenso. Los rusos, por otro lado, hasta ahora han tenido el mayor cuidado posible (lo que nunca es ideal cuando se trata de una guerra) para no atacar a los civiles. De lo contrario, si Putin hubiera actuado como Bush o Biden, ya habría llegado al oeste de Ucrania, a costa de millones de vidas. Esto explica la supuesta dificultad que la prensa imperialista dice que Putin está enfrentando en el terreno, porque actúa con cautela y no como un conquistador implacable. Y esto no es porque Putin sea una buena persona, sino por razones objetivas: el pueblo ruso apoya la operación especial precisamente porque quiere liberar a Ucrania (un país hermano que siempre ha sido parte de Rusia y cuya población es étnicamente rusa o al menos eslavos, como los rusos). La mayoría de los rusos tienen familia al otro lado de la frontera y no aceptarían una guerra de agresión de Putin contra Ucrania.

 Incluso con un progreso que podría considerarse lento, Rusia ya ha logrado grandes victorias. La principal fue la completa liberación de la República Popular de Lugansk, que pasó ocho años ocupada por los batallones nazis del régimen de Kiev, que perpetraron las más atroces barbaridades contra la población civil. Donetsk, Zaparozhya y Kherson también se han liberado parcialmente del dominio ucraniano y, junto con Lugansk, en septiembre del año pasado aprobaron la entrada en la Federación Rusa tras referéndums populares. Con eso, más de la mitad de Donbass ya está libre de la opresión de la OTAN y de los nazis ucranianos.

Rusia, sin embargo, sabe que no puede quedarse ahí. El gobierno ya ha declarado que seguirá avanzando hasta desmantelar toda la estructura militar instalada por la OTAN en Ucrania, así como las organizaciones nazis financiadas por el imperialismo. También afirmó que mientras la OTAN utilice a Ucrania como instrumento de opresión contra Rusia, la operación militar permanecerá activa. Putin se dio cuenta de que, en un año, el imperialismo no ha logrado hacer nada contra su país, excepto mucha propaganda mentirosa, que, sin embargo, en la práctica, tiene poco efecto. Ni siquiera las sanciones económicas han logrado perjudicar decisivamente a Rusia.

 Si el imperialismo estaba debilitado al comienzo de la guerra, después de un año demostró que no podía recuperarse y, por el contrario, se debilitó aún más. Europa ha sufrido mucho más en los últimos 12 meses que Rusia, a pesar de haber impuesto todo tipo de bloqueos económicos al país. Los gobiernos han caído y las protestas cada vez mayores tienen lugar en los principales centros imperialistas europeos. Estados Unidos también vio profundizarse su crisis política interna. Los países oprimidos de Asia, América Latina y África, por su parte, mantienen, en general, una posición de neutralidad en el conflicto, mientras que el imperialismo quiere pleno apoyo para la guerra contra Rusia.

 Los rusos no muestran signos de retroceder a medida que el imperialismo se debilita. La tendencia, por lo tanto, indica una profundización de las contradicciones de todos los países oprimidos con los opresores imperialistas y el tema de Ucrania puede ser solo el comienzo de un derrocamiento aún mayor del imperialismo.

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