DEBILITADO, PERO PELIGROSO
EEUU prepara nueva ofensiva golpista en América Latina

La nueva ofensiva es una respuesta al acercamiento de varios países latinoamericanos en relación a China y Rusia, en el sentido de conformar un bloque de países oprimidos

El 20 de junio, el secretario de Estado de EE. UU. estuvo en China, donde se reunió con el presidente Xi Jinping, en medio de crecientes tensiones entre el país y China. El encuentro derivó en pronunciamientos para buscar la manera de apaciguar el conflicto entre ambos países, que se ha venido intensificando en los últimos meses. Por su parte, Xi Jinping declaró que China tiene todo el interés en crear una relación estable con EE.UU. Sin embargo, esto dependería de una “actitud racional y pragmática”.

Un día después de la reunión, el martes (20), Joe Biden, presidente de los EE. UU., se refirió a Xi Jinping como un dictador, al hablar del caso del globo chino que voló sobre los EE. UU. antes de ser derribado por combatientes militares. El martes siguiente (27), Biden hace una nueva declaración, diciendo que China tiene “problemas colosales”, sin dar más explicaciones. En cierto modo, las explicaciones no son necesarias en este caso. La declaración de Biden es un reflejo de la actitud del imperialismo hacia China, en el sentido de que no es tolerable el crecimiento económico del país asiático y mucho menos la ampliación de sus relaciones con varios países latinoamericanos, vistos por EE.UU. como su patio trasero.

Con el debilitamiento del imperialismo, que viene ocurriendo en progresión geométrica desde la catastrófica derrota en Afganistán, intensificado por su desastrosa acción contra Rusia, acción que provocó una grave crisis inflacionaria no sólo en Europa Occidental, sino también en los propios Estados Unidos, China ha venido aprovechando el espacio para incrementar su presencia en América Latina, solidificando lazos con los países oprimidos aquí, especialmente con aquellos que tienen antagonismo con el imperialismo, a saber, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Honduras e incluso Brasil.

Ante esto, por doquier aparecen señales de que el imperialismo, en particular EE.UU., prepara una nueva ofensiva contra América Latina, con el fin de profundizar su dictadura e impedir la formación de un bloque fuerte y cohesionado de países latinoamericanos con China ( y también con Rusia). Después de todo, cuanto más se solidifican las alianzas entre los países oprimidos, peor se vuelve la situación de los imperialistas.

Entre las señales de la ofensiva, la Organización de Estados Americanos (OEA), o mejor dicho, “el Ministerio de Colonias de los Estados Unidos” (parafraseando a Fidel Castro) aprobó una resolución llamando a “democracia” en Nicaragua.

La resolución exige al gobierno de Daniel Ortega “cesar todas las violaciones de los derechos humanos y respetar los derechos civiles y políticos, como la libertad religiosa y el estado de derecho” y “abstenerse de toda forma de intimidación y acoso contra periodistas, medios de comunicación, comunidades religiosas y organizaciones no gubernamentales, respetando su derecho a la libertad de expresión y reunión pacífica”.

La organización imperialista crea una historia falsa de que Nicaragua es una dictadura y que la gente está siendo perseguida porque supuestamente Ortega es un dictador. Sin embargo, dado que el cinismo es parte del modus operandi del imperialismo, no se menciona que los detenidos en Nicaragua son los mismos que fueron pagados por el imperialismo para derrocar al gobierno de Ortega a través de un intento de golpe de Estado disfrazado de movilización popular, en 2018. El intento de golpe resultó en la muerte de cientos de trabajadores y militantes de izquierda, especialmente miembros del Frente Sandinista de Liberación Nacional (partido de Ortega).

Leyendo el extracto de la resolución antes citada, se ve claramente su contenido pro imperialista y golpista. La OEA quiere que el gobierno de Nicaragua deje actuar libremente a los lacayos del imperialismo (ONGs en particular) para derrocar al gobierno de Ortega y promover la devastación neoliberal.

En línea con la resolución de la OEA, la Corte Penal Internacional (TPI) decidió reabrir una investigación sobre crímenes de lesa humanidad presuntamente cometidos por el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.

Al igual que con las falsas acusaciones contra Nicaragua, los presuntos crímenes de lesa humanidad habrían ocurrido en 2017, cuando el imperialismo promovió un nuevo intento de golpe de Estado (nuevamente por el método de las movilizaciones callejeras) contra el gobierno chavista. El TPI, como organismo imperialista que es, también comparte el cinismo y la falsificación. No se condena a la derecha y extrema derecha venezolana (lacayos del imperialismo en el país), que agredieron y asesinaron a decenas de personas durante el intento de golpe de Estado.

Hablando de la derecha venezolana, el imperialismo encontró a un Juan Guaidó en faldas para actuar en su próxima ofensiva golpista contra el chavismo y el pueblo venezolano. María Corina Machado, a quien la prensa burguesa llama la “Dama de Hierro” (el mismo apodo que la ultrarreaccionaria Margaret Thatcher), ya está impulsada por el imperialismo y sus ONG con miras a las próximas elecciones presidenciales. Según la declaración de la estafadora, «Quiero hablar con los venezolanos que se sintieron engañados. No tengas miedo. Llegó el momento de cerrar un ciclo de odio en el país”. Aparentemente, el imperialismo quiere utilizar la demagogia identitaria (primera mujer presidenta), sumada a la demagogia pacifista de la lucha contra el odio, que es utilizada para resucitar una derecha tradicional en oposición a la creciente polarización social que se vive en el mundo, fruto de la agudización de la lucha de clases.

El imperialismo ya había declarado sus intenciones en relación a Venezuela, cuando Nicolás Maduro visitó Brasil, donde fue muy bien recibido por el presidente Lula. Todos los periódicos imperialistas y proimperialistas promovieron una campaña de calumnias contra Maduro y, además, condenaron a Lula por su justa actitud hacia el líder chavista.

Pegando como gancho a visita de Maduro, a Global Americans, organización fachada de la CIA, publicó en su sitio web un artículo escrito por una persona de confianza, en el que condena la actitud de Lula hacia Maduro y Venezuela y, asimismo, toda la política exterior del presidente, que se encamina a formar un bloque fuerte y cohesionado con China, Rusia y demás países oprimidos, para contraponerse a la dictadura mundial del imperialismo. Debido a la posición más nacionalista de Lula, la Global Americans, es decir, EEUU, atribuyó al presidente y a su gobierno el sobrenombre de “iliberal”, básicamente una forma más suave de llamarlo dictador.

Sumando todos estos hechos, y varios otros precedentes, es posible confirmar con certeza que el imperialismo, encabezado por los EE.UU., prepara una nueva ofensiva de golpes de Estado en América Latina.

Solo la organización revolucionaria y la movilización de la clase obrera y las masas pueden impedir que el imperialismo destruya nuestras naciones y esclavice el  pueblo latinoamericano.

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