AMÉRICA LATINA
MRT y Trump, de la mano para la invasión de Venezuela
Mientras critican a Lula por su vergonzosa postura, el MRT cumple exactamente el mismo papel: hace campaña contra el gobierno venezolano que está confrontando la ofensiva del imperialismo

El 3 de diciembre, la Fracción Trotskista – Cuarta Internacional (FT-QI), impulsora de la Red Internacional La Izquierda Diario, organización que en Brasil está representada por el Movimiento Revolucionario de los Trabajadores (MRT), publicó una extensa declaración política titulada ¡Abajo el bloqueo aéreo y las amenazas de Trump contra Venezuela! ¡La agresión imperialista debe ser derrotada! El documento llega en un momento de gran tensión, con el imperialismo norteamericano intensificando la presión sobre Venezuela. La declaración intenta un equilibrio entre el repudio a la agresión imperialista y la crítica feroz al gobierno de Nicolás Maduro, buscando lo que llaman una «salida independiente».
Aunque la declaración tiene razón al denunciar el vergonzoso papel del gobierno de Lula – que, en una conversación «muy positiva» con Trump, validó la propaganda imperialista de la lucha contra el narcotráfico – el texto de FT-QI sigue esencialmente una política similar de apoyo tácito a la operación imperialista. Al sostener que la derrota del imperialismo sólo puede venir del derrocamiento simultáneo del «régimen capitalista de Maduro», la organización comete un crimen político de proporciones históricas. En medio de un asedio militar y una amenaza de invasión inminente, predicar la caída del gobierno que centraliza la defensa del país es, en la práctica, trabajar para el invasor. Proponer la desorganización del mando nacional en momentos en que los misiles apuntan a Venezuela es abrir las puertas de la ciudad a Estados Unidos y a la extrema derecha de María Corina Machado.
Esta posición revela que el MRT y sus pares internacionales son falsos trotskistas que utilizan el nombre del revolucionario ruso sólo como adorno. León Trotsky fue muy claro en su famosa entrevista con el periodista Mateo Fossa en 1938, al hablar de la lucha contra el imperialismo. En aquella ocasión, Trotsky afirmó categóricamente que en un conflicto entre un país imperialista y un país atrasado, los revolucionarios deben apoyar al país oprimido contra el agresor, independientemente de quién sea el gobernante. Incluso dijo que si la Gran Bretaña fascista atacaba a Brasil, gobernado por el «semifascista» Getúlio Vargas, él apoyaría al Brasil de Vargas contra la agresión británica. El MRT ignora esta lección fundamental: la defensa del gobierno que resiste al imperialismo es la defensa de la propia nación y de la clase obrera que será la primera en sufrir las consecuencias de una ocupación extranjera.
La argucia política de la FT-QI se extiende a su caracterización de Rusia y China como «potencias capitalistas competidoras». Al tratar a estos países como si fueran equivalentes al imperialismo estadounidense, la organización hace el juego al Departamento de Estado de EEUU. Aunque son naciones con mayor capacidad militar, Rusia y China son países que luchan por no ser aplastados por la dictadura estadounidense y se enfrentan a los retrasos económicos impuestos por el orden mundial. La alianza de Venezuela con estos bloques no es una «traición a la revolución», sino una estrategia vital de supervivencia antiimperialista. Al rechazar estas alianzas en nombre de la pureza teórica, la FT-QI condena a Venezuela al aislamiento total, desarmando al país frente a la mayor maquinaria bélica del planeta.
Por último, el documento termina con una retórica vacía sobre la «unidad de la clase obrera para derrotar al régimen de Maduro». Aquí es donde cae la máscara. Mientras critican a Lula por su vergonzosa postura, el MRT juega exactamente el mismo papel: hace campaña contra el gobierno venezolano justo en el momento en que es el principal objetivo del imperialismo. Esta es una postura profundamente antidemocrática, ya que ignora el hecho de que las masas venezolanas, a pesar de todos los problemas económicos, apoyan al gobierno precisamente porque entienden lo que está en juego. Sin la defensa del gobierno que lucha, la llamada «Federación Socialista» que estos grupos evocan no será más que una nota a pie de página escrita sobre los escombros de una Venezuela colonizada.




