INTERNACIONAL
La amenaza de un golpe de Estado en Honduras
Audios filtrados revelan un plan para sabotear el proceso electoral e imponer al candidato apoyado por EE.UU

A pocos días de las elecciones generales del 30 de noviembre, Honduras vive un momento decisivo marcado por una disputa que va más allá de la arena electoral y deja al descubierto la persistente tutela del imperialismo estadounidense sobre la política latinoamericana.
El episodio más reciente de esta escalada tuvo lugar durante el simulador del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (Trep), realizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE). La prueba, esencial para medir la capacidad tecnológica de cara a las elecciones, se saldó con graves fallos tanto en la transmisión vía satélite como en los canales privados de datos. Para la candidata presidencial de Libre, Rixi Moncada, el resultado no fue un mero accidente técnico, sino la evidencia de un plan premeditado: un esquema de sabotaje electoral articulado por sectores de la oposición y concejales vinculados al viejo bipartidismo, con el objetivo de manipular la transmisión de los votos y alterar el resultado final de los comicios.
La acusación cobró fuerza tras la revelación de 26 grabaciones de audio entregadas al Ministerio Público, en las que diputados y consejeros electorales discuten abiertamente la estrategia de declarar ganador a Salvador Nasralla, el candidato preferido del imperialismo norteamericano, independientemente de lo que indiquen las encuestas. El plan se apoyaría en la reacción popular para justificar la anulación de las elecciones y la imposición de una nueva fecha, con el apoyo explícito de Estados Unidos y con «herramientas» ya proporcionadas por la embajada norteamericana.
Nasralla, que no ha hecho campaña en el territorio y ha pasado gran parte del periodo preelectoral viajando a Estados Unidos y España, se ha presentado como la pieza clave de un proyecto que busca restaurar el agresivo orden neoliberal de los años posteriores al golpe de 2009. En declaraciones recientes, llegó a sugerir públicamente que la flota militar estadounidense en el Caribe debería desplegarse en las costas hondureñas para «imponer el orden» si no obtenía un resultado favorable.
Este escenario recuerda la larga historia de injerencias en Honduras. El país alberga la Base Aérea Soto Cano, sede de la Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo, la principal plataforma militar estadounidense en Centroamérica.
El gobierno de la presidenta Xiomara Castro, la primera líder nacionalista en llegar al poder tras el golpe de 2009, ha iniciado una serie de reformas encaminadas a revertir las políticas de privatización. La candidatura de Rixi Moncada, que promete continuar esta política, se ha convertido en el principal objetivo del sabotaje. No faltan las amenazas abiertas a la estabilidad del país: desde insinuaciones de sectores militares alineados con el Comando Sur de Estados Unidos hasta intentos de crear una sensación de caos para justificar intervenciones «extraordinarias».



