BRASIL
Gobierno Lula, de rodillas ante el trumpismo

Queda claro por las acciones del gobierno de Lula que el PT ha decidido meterse de lleno en la política de guerra del imperialismo en el mundo

En los últimos días, dos hechos se han destacado en la escena política nacional: el primero, la nota de la Secretaría de Relaciones Internacionales (SRI) del Partido de los Trabajadores sobre las agresiones imperialistas contra Venezuela; y el segundo, la llamada telefónica del presidente Lula (PT) al presidente estadounidense Donald Trump.

La nota de la SRI comienza afirmando que el PT «sigue con preocupación la escalada de tensión de los Estados Unidos de América contra la República Bolivariana de Venezuela», caracterizando las agresiones imperialistas como meras tensiones.

Si la realidad no hubiera escalado del acoso político y comercial a la agresión directa con asesinato de civiles y maniobras militares, este tono de la nota sería aceptable para Itamaraty, no para la dirección de un partido de izquierda en América Latina.

Frente a la declaración de Trump de cerrar el «espacio aéreo sobre y alrededor de Venezuela» y la falsa asociación del presidente Nicolás Maduro con el llamado «Cartel de los Soles», encuadrándolos como «organización terrorista extranjera», el PT llama a que la diplomacia prevalezca en la resolución pacífica de los conflictos. Sin embargo, éstas fueron las primeras víctimas del imperialismo, que sólo reconoce la fuerza.

El texto concluye afirmando que «los principios de la política exterior del PT son la soberanía de los pueblos, la resolución pacífica de las controversias y el respeto al derecho internacional como vías indispensables para la preservación de la paz en el continente», ignorando que la soberanía de nuestro vecino, como la de todos los países en desarrollo, ha sido continuamente socavada, pero en este caso, ya ha evolucionado hacia una posible agresión militar directa.

La llamada del presidente Lula con el presidente Trump estaría cerca de una reunión de estadistas, si no fuera por las condiciones. El 2 de diciembre, Lula mantuvo una llamada de unos 40 minutos, con un claro enfoque en cuestiones arancelarias y en la lucha contra las «organizaciones criminales».

Según el Planalto, Lula calificó de «muy positiva» la eliminación del recargo del 40% a más de 200 productos de materias primas o de bajo valor añadido, como la carne de vacuno, el café, el açaí, el cacao y otros productos principalmente agrícolas. También «subrayó que hay otros productos arancelados que deben ser discutidos entre los dos países».

¿Guerra arancelaria?

Sin embargo, los productos con un mínimo valor añadido siguen con recargo, como los equipos de movimiento de tierras, los productos electrónicos y transformadores, las aeronaves y sus partes (excepto las especificaciones civiles), los textiles y las prendas de lana, el café instantáneo/soluble, los neumáticos y el caucho industrializado, la madera perfilada y contrachapada y las piezas de turborreactores.

La administración Trump ha utilizado una política de impacto directo y amplio, con la máxima amplitud, para obtener las máximas ventajas de cara a futuras negociaciones. La cuestión es que esta política tiene un impacto negativo en la economía doméstica estadounidense. Los aranceles elevados, por ejemplo, han aumentado el coste de los insumos brasileños.

Por el momento, estos cambios en los aranceles sirven a los intereses de un sector del imperialismo y, como máximo, a unos pocos sectores capitalistas brasileños, y están muy alejados de los intereses de la población brasileña.

Guerra contra el tráfico

Según el Planalto, Lula comentó la urgente necesidad de ampliar la cooperación con EE.UU. para combatir el crimen organizado internacional. Destacó «las recientes operaciones llevadas a cabo en Brasil por el gobierno federal con vistas a sofocar financieramente el crimen organizado y las ramas identificadas que operan desde el extranjero», dijo el Planalto en un comunicado.

El Planalto también dijo que Trump subrayó su «total disposición» a enfrentar a las «organizaciones criminales» y se mostró dispuesto a apoyar iniciativas bilaterales en común con Brasil.

Esta lucha es la justificación actual del imperialismo estadounidense para intensificar sus acciones bélicas en el Mar Caribe contra supuestas organizaciones criminales que trafican con drogas, especialmente las venezolanas.

Desesperación electoral

La debilidad del tercer gobierno de Lula es innegable, mucho mayor que la de sus predecesores. Tanto en términos económicos como políticos, los gobiernos anteriores de Lula gozaron de mejores condiciones para maniobrar y continuar.

El escenario actual es diferente, aunque es una característica de la política del PT situar la cuestión electoral en el centro de su política. Sin embargo, la evolución que estamos presenciando denuncia la absoluta desesperación electoral del PT.

De las acciones del gobierno de Lula se desprende claramente que el PT ha decidido meterse de lleno en la política bélica del imperialismo en todo el mundo. Debido a su debilidad, para mantener su posición, el gobierno ha optado por un acuerdo con el imperialismo. La mejor definición de esta política del PT sería la de un gran error.

Cambio de postura

La política de pacto con el imperialismo del PT puede verse en su cambio de postura en diversas declaraciones, principalmente sobre cuestiones de política internacional, aunque es posible señalar su manifestación en cuestiones internas, como la declaración sobre la pena de muerte.

Estos cambios pueden apreciarse en la cuestión palestina, sobre todo en las declaraciones sobre Hamás. Sin embargo, fue el veto a la entrada de Venezuela en los BRICS lo que dejó al descubierto esta perniciosa evolución.

Esto apareció más claramente en las declaraciones sobre Hamás, y luego se hizo más claro en el veto de Venezuela a la entrada en los BRICS.

Durmiendo con el enemigo

Lo que estamos presenciando ahora es que el gobierno de Lula se alinea con la principal campaña del imperialismo para intervenir militarmente en América Latina. Esta política nefasta significa que el PT está reforzando la iniciativa extranjera de intervención directa en los países de la región.

Debe quedar claro que esta política impondrá pesadas cargas a la clase trabajadora de América Latina y al propio PT. La equivocada orientación política amplifica con velocidad exponencial un problema ya complejo para los trabajadores de la región, la izquierda e incluso sectores de la burguesía de estos países atrasados.

PORTUGUÉS: 04/12/2025