AMÉRICA LATINA
Chile: otro fracaso del frente amplio

el 69,8% de los votos válidos se concentran en partidos de derecha y extrema derecha

PORTUGUÉS: 19/11/2025

La elección presidencial del domingo pasado en Chile representó el fracaso del frente amplio frente al avance de la derecha imperialista. Al mismo tiempo, fue una expresión de la política que el imperialismo intenta imponer en toda América Latina: la instauración de gobiernos de fuerza, la escalada de un proceso de persecución política y la preparación para la confrontación directa con el movimiento obrero.

En Chile, esta política se expresó en el abrumador resultado electoral de la derecha, que obtuvo casi el 70% de los votos válidos. La extrema derecha de José Antonio Kast obtuvo el 23,9% de los votos. Sumado al 19,6% del Partido Popular, el 13,9% de Johannes Kaiser y el 12,4% de la UDI, el bloque de derechas alcanzó el 69,8%. En la izquierda, Jeannette Jara, vinculada al Partido Comunista de Chile, sólo alcanzó el 26,8%. Los demás candidatos de la izquierda pequeñoburguesa sumaron el 1,8%, con lo que el total fue del 28,6%.

Esta concentración de fuerzas en la derecha no surge de la nada. Es producto directo de la política del gobierno de Gabriel Boric, que asumió tras la gran movilización popular de 2019 prometiendo representar «a las calles», pero que terminó profundizando la represión, manteniendo presos políticos y llevando adelante una política completamente esclava del régimen burgués. La desmoralización de la izquierda pequeñoburguesa ha llevado al vaciamiento de su base electoral y allanado el camino para la reorganización de la derecha a escala nacional.

El caso del Partido Comunista lo demuestra. Su principal dirigente, que podría ser la mayor expresión electoral del partido, se encuentra bajo arresto domiciliario después de que, como alcalde, intentara aplicar una política de farmacias públicas para abaratar el acceso a los medicamentos. La iniciativa duró semanas antes de que fuera detenido por cargos de corrupción. Este mecanismo, de persecución judicial a líderes populares que tienen apoyo o potencial para ganar, es ya un método bien establecido del imperialismo en América Latina. Lo mismo ocurrió en Bolivia contra Evo Morales, en Ecuador contra los opositores a Noboa, en Brasil contra Bolsonaro, etc.

Con la principal figura del Partido Comunista fuera de carrera, quedó Jeannette Jara, representante del ala moderada del partido y parte del frente oficialista de Boric. La presencia de democratacristianos y socialdemócratas en una misma candidatura demuestra el agotamiento de esta política de colaboración con la burguesía, que no hizo sino reforzar al campo contrario. Al intentar gobernar con los sectores tradicionales de la burguesía chilena, la izquierda pequeñoburguesa ha destruido su capacidad de organización de base y ha cedido el terreno a la extrema derecha.

Mientras tanto, José Antonio Kast, representante directo del pinochetismo, se ha erigido en el principal representante de la burguesía chilena. Sus antecedentes familiares y políticos son una continuación directa de la política más reaccionaria del país. El padre de Kast fue teniente del ejército de Adolf Hitler y miembro del Partido Nazi antes de huir a Chile en 1950, donde se incorporó a la política local y se convirtió en un abierto partidario de la dictadura de Augusto Pinochet. El hermano de Kast, a su vez, fue Ministro de Trabajo durante el régimen militar. La propia formación económica de Kast fue moldeada por la tristemente célebre Escuela de Chicago, centro ideológico del neoliberalismo más radical e inspiración teórica del experimento económico implementado en Chile por la dictadura militar.

Este es el aspecto fundamental de la situación: la burguesía no parece dispuesta a permitir que una nueva movilización popular se apodere del país. La explosión de 2019 sacudió profundamente al régimen. Ahora, ante el agravamiento de la crisis, la clase dominante opta por un gobierno dispuesto a asestar golpes aún más duros a la población. La expresiva victoria de la derecha es una señal de que Chile podría convertirse en el próximo centro de la ofensiva autoritaria que se extiende por América Latina.

Las elecciones no apuntan a una «alternancia democrática», sino a una reorganización del régimen dirigida por la burguesía y guiada por el imperialismo. La tendencia es a profundizar la represión, la persecución política y el avance de un régimen que, en otras formas, retoma el legado del pinochetismo. La izquierda pequeñoburguesa chilena, completamente adaptada al régimen, es incapaz de hacer frente a esto, porque es parte de la política que permitió el ascenso de este bloque reaccionario.

El país que hace pocos años protagonizó una de las mayores movilizaciones de su historia, se enfrenta ahora a la posibilidad concreta de ver instaurado un régimen más autoritario que aquel contra el que se levantó.