EDITORIAL
¿Amistad con el invasor?
En medio a las amenazas contra Venezuela, presidente brasileño celebra buenas relaciones con Donald Trump

En una demostración más de su alineamiento con los intereses del imperialismo, el presidente brasileño Lula (PT) volvió a defender el camino de la «conversación» con el presidente estadounidense Donald Trump, incluso ante la creciente amenaza de una intervención militar contra Venezuela. La declaración se produjo durante un café con periodistas el jueves (18), cuando Lula dijo que Trump «se convirtió en su amigo» después de «una pequeña conversación».
«Todos ustedes pensaban que yo iba a ir a la guerra con Trump. Trump se convirtió en mi amigo. Dos hombres de 80 años, no hay nada que pelear. Estamos teniendo una agradable charla»
Lo más grave, sin embargo, fue el comentario indirecto contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro, en un momento en que Trump ha declarado públicamente más de una docena de veces que está considerando lanzar ataques militares terrestres contra Venezuela. Lula dijo que:
«todo irá bien, sin disparos, sin bombas, sin barcos bloqueando la costa brasileña»
Como si la crisis con Venezuela fuera sólo un problema de diálogo, y no una clara agresión imperialista orquestada por EEUU.
En lugar de adoptar una posición firme en defensa de Venezuela y de Maduro, blanco directo del imperialismo, Lula prefiere recurrir al discurso diplomático de que «el poder de las palabras es más fuerte que cualquier arma». Pero los hechos demuestran lo contrario: el imperialismo norteamericano avanza con sanciones, amenazas militares y golpes de Estado, y sólo puede ser contenido con organización popular y confrontación directa, no con apelaciones abstractas a la diplomacia.
A pesar de llevar adelante una política muy confusa, Trump está promoviendo claramente, a través de su gobierno, la presión golpista sobre todos los países latinoamericanos. Aunque todavía no hay una guerra formalmente declarada contra Venezuela, ya han sido asesinadas más de un centenar de personas en el mar Caribe. Mientras tanto, países como Ecuador, Perú y Paraguay profundizan sus pactos militares con el imperialismo, señalando los preparativos para una gran guerra en toda la región.
Lo que Lula presenta como «diplomacia» es en realidad una capitulación. Sería deber del gobierno brasileño, como el país más importante de América Latina, contribuir a la lucha de los pueblos contra esta ofensiva. Sin el apoyo de Brasil, cualquier pueblo latinoamericano tendrá mucho más difícil resistir al acoso imperialista.




